Decir, morir

Sabrás quién soy. Debes conocer mi forma de escribir. Por lo que el anonimato sería en vano. Pero juguemos a que no me conoces, a que no sabes quién escribe así. Solo te pido que me escuches, que seas mi cómplice. Que aceptes de mi mano una caricia, fingiendo que no la hago. Que me dejes rozar tu mejilla con un beso distraído que seque esas lágrimas antes de que formen un lago. Que me dejes mojar tus labios y besar tu frente, acariciar tus pies y saberte presente. Entonces juguemos a que eres indiferente, a que no te he soñado anoche y a que no tienes pretendiente. Sabes lo que siento. Debes conocer mi forma de hablar. Por lo que el silencio sería en vano. No eches tu cariño al olvido, solo cierra los ojos para que pueda besarte, y abre tu corazón para que pueda hablarte. No quiero decirte cosas hermosas porque temo que se conviertan en rutina y ya no te importen. Hoy he dado otro paso inexorable hacia la muerte, al no decirte que te amo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

La Historia.

Alma