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Mostrando entradas de septiembre, 2013
"...A veces siento que es como un mal sueño, que voy a despertar y vas a estar ahí, dormida a mi lado; o que estás a punto de acariciarme con los pies helados. Pero no. No despierto. Abro los ojos. La habitación parece roja. Pienso que no puede ser, que no hay colores en mi habitación. Tampoco hay luces. Si lo que veo fuera real, esa no sería mi habitación, y yo estaría en alguna otra parte, pero ¿dónde? El rojo se apaga despacio. Vuelve la oscuridad. Poco a poco todo se funde y se confunde. Primero la ventana, recortada en la penumbra, después la mesita de noche; la cama se deshace y me hundo. No hay habitación. No hay a dónde ir. Cierro los ojos y siento tu caricia, como un condenado al que le cortaron la lengua y sueña que habla, porque alguna vez habló."

Dadá

Una tarde mezclamos letras. Un domingo. Nunca nos aburríamos. Recortamos palabras, las pusimos en una bolsita. Mezclamos y mezclamos. De a poco fueron saliendo. Uno o dos poemas, una prosa y un verso. No sé dónde estás, solamente lo recuerdo. Porque vuelve a mí en silencio                                                la trama de ese encuentro. Era lo lindo de estar juntos. Lo simple. Lo eterno. Lo que llevo dentro de mí. Ante el futuro incierto. Una tarde de domingo mezclamos palabras. Hicimos galletas y poemas. Una tarde. Y tu, y yo, giramos impalpables. 

Cercana

No sé por qué mi empeño en extrañarte. Hoy más que otras veces, más que siempre. Parece que solo quisiera recordar. La ciudad, ajena, sigue de reojo mi paso solitario. La noche y sus tigres me ofrecen el fuego frío del artificio. Yo simplemente camino. Recuerdo y camino.