"...A veces siento que es como un mal sueño, que voy a
despertar y vas a estar ahí, dormida a mi lado; o que estás a punto de
acariciarme con los pies helados. Pero no. No despierto. Abro los ojos. La
habitación parece roja. Pienso que no puede ser, que no hay colores en mi
habitación. Tampoco hay luces. Si lo que veo fuera real, esa no sería mi
habitación, y yo estaría en alguna otra parte, pero ¿dónde? El rojo se apaga
despacio. Vuelve la oscuridad. Poco a poco todo se funde y se confunde. Primero
la ventana, recortada en la penumbra, después la mesita de noche; la cama se
deshace y me hundo. No hay habitación. No hay a dónde ir. Cierro los ojos y
siento tu caricia, como un condenado al que le cortaron la lengua y sueña que
habla, porque alguna vez habló."
Acerca del ofico del buen enamorado, una justificación teórica.
Transliterado a veces como epoché o epokhe, la epojé es un concepto originado en la filosofía griega, utilizado principalmente por la corriente escéptica. En los tiempos modernos fue revitalizado por la fenomenología de Edmund Husserl si bien no en su acepción inicial. Originariamente, según la definición dada por Sexto Empírico significa un estado mental de suspensión del juicio, un estado de la conciencia en el cual ni se niega ni se afirma nada. Para Husserl, consiste en la puesta entre paréntesis no sólo de las doctrinas sobre la realidad sino también de la realidad misma. Suspensión de la incredulidad es una expresión que representa la voluntad de un sujeto para dejar de lado (suspender) su sentido crítico, ignorando inconsistencias de la obra de ficción en la que se encuentra inmerso, permitiéndole adentrarse y disfrutar del mundo expuesto en ella. En realidad, el concepto deriva del concepto de verosimilitud inserto en la Poética de Aristóteles, que postula la idea retórica...
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