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Mostrando entradas de octubre, 2013

Alma

Viste, así como te dicen. Así no te vuelven a decir. Nadie te llama de la misma manera, y los otros tampoco vuelven a llamar a alguien de la misma forma. Es una especie de lealtad; un mármol que no admite profanaciones. Un guardarse la memoria en un papelito; un castillo de arena muy cerca del mar. Porque ahí la arena es buena para construir castillos, a merced de las olas. Y qué importa que venga una y me deshaga, era la única forma de ser sin haber sido; sin volver a ser. Pero queda la palabra, arena incorruptible. Quedan las armas y la soledad. Los recuerdos que son cada vez más lindos y dolorosos. Las muchas caras de la profunda soledad. Y tu nombre que se suspende, eterno. Tal vez, lo único verdadero e irrepetible.  

Para leer a medianoche.

Casi las once de la noche. Nunca supe por qué. Ahora lo recuerdo, antes de acostarme. Antes de la radio bajito o la tele sin volumen, de no encontrar una postura cómoda en la cama. Pienso. Una vez le pregunté: ¿por qué a las once? Me dijo algo acerca de una serie que terminaba o cosa por el estilo…excusas. Las razones profundas como esa nunca se confiesan. Lo sé. Sí, porque queda poco del día; va muriendo y podemos contar los minutos juntos. Ya pasaron unos quince, ¿no? Es probable que sean más de las doce cuando lean esto, si compartimos el huso. Tal vez me vean detenido en el tiempo, sin poder hablar. Feliz nuevo día, en todo caso. El chiste de la calabaza, y todo lo demás: Macedonio, Cortázar, Abelardo; lo poco o mucho que pude escribir entonces…lo que convertí en basura. Todo lo que no le dije, las ganas de verla. El té que se enfría(ba) mientras y los minutos que ya son como (hielo) treinta y pico porque tardo en pensar y porque corrijo mucho. Al fin y al cabo todos corrigen. No

Botella al mar

Te extraño mucho
Fue tanto como nada. Dejarse ir, así nomás. Dejarse marchitar. Arrancarle a un libro todas las hojas. Una por una todas. Dejarse estar, dejarse caer. Sin comer ni dormir ni soñar; dejar de ser. 

La estética de la violencia.

El discurso de los medios está plagado de violencia, tanto en las imágenes que se emiten como en la construcción misma del relato. No solo los hechos que se exhiben son de naturaleza violenta, además ésta se extiende en el tiempo y trasciende la noticia porque forma parte intrínseca de la construcción mediática. Este fenómeno de generación de violencia a partir del modo en que los medios tratan distintos temas es evidente en la cobertura de crímenes recientes, como lo referente al caso Candela Sol Rodríguez o al asesinato de Ángeles Rawson. Los medios transmiten, representan y generan violencia, y para ello emplean una estética determinada. La inserción de los medios masivos de comunicación es tan profunda que su dinámica está naturalizada casi por completo. Tanto es así que podemos pensar que los medios muestran de manera inocente la realidad, que dan cuenta de los hechos que debemos conocer. Se supone que debemos estar informados de una variedad de temas, pero ¿quién establece l