Alma

Viste, así como te dicen. Así no te vuelven a decir. Nadie te llama de la misma manera, y los otros tampoco vuelven a llamar a alguien de la misma forma. Es una especie de lealtad; un mármol que no admite profanaciones. Un guardarse la memoria en un papelito; un castillo de arena muy cerca del mar. Porque ahí la arena es buena para construir castillos, a merced de las olas. Y qué importa que venga una y me deshaga, era la única forma de ser sin haber sido; sin volver a ser. Pero queda la palabra, arena incorruptible. Quedan las armas y la soledad. Los recuerdos que son cada vez más lindos y dolorosos. Las muchas caras de la profunda soledad. Y tu nombre que se suspende, eterno. Tal vez, lo único verdadero e irrepetible.  

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