Despertar.



¿Ves lo que te digo? No está. Estuvo otras veces, pero ahora abro los ojos y no está. Ya pasaron dos noches, con sus lunas y sus soles. Los pajarillos de la mañana son como los soldados de la Resistencia. Han estado agazapados soportando todo lo que duró la oscuridad, luchando en silencio, esperando la oportunidad de remontar el alba con sus trinos. Hubiera querido soñar con ellos, de verdad. Despertar un día rodeado de nidos poblados de crías y de cantos celestes. A vos también se te ocurre el peor día para ir. Si, pero ¿Para qué iba a quedarme? ¿Para seguir maquinando? Mejor así. Yo lo soñé, viste. La primera noche me pasó, ¿te acordás? Es como que cada vez la jaula se me hace más chica. A veces pienso que ahora sí estoy encerrado de verdad. Son algo así como niveles. Me parece que esta vez es insoportable y que lo anterior era una bobada. Entonces quisiera volver. Volver a un sufrimiento anterior. No te pongas mal, de todos modos ya lo sabías. Todavía me parece que los veo abrazarse. Bueno, a ella porque a él en el fondo no le importa. La veo estirar los brazos y rodear su cintura. Las cosas pasan de golpe, pero en los hechos ya están las claves de todo. ¿De qué reirán esos dos? ¿De dónde vendrán? Adivinemos la historia, a ver. Causará intriga nuestra historia también en los demás o es que nadie observa esas cosas. Hubiera sido posible descubrir para una mirada atenta la profunda amargura de aquella mañana, todo ese hastío, el ensayo de la despedida. Yo creo que si. Improbable que alguien lo vea, pero si. Todo es amor, amor y muerte. ¿Sabés lo que es amar a alguien? Es tolerar cosas que en otra persona te resultarían francamente intolerables. Por eso hay que fastidiar a todos, hasta descubrir quién te ama, como hacen los poetas. ¿Sabés lo que es un poeta? Es un tipo que se piensa que está en este mundo, aquí con nosotros en el colectivo por ejemplo. Piensa que sacó boleto y se sentó entre las demás personas. Pero no. No está. De tanto en tanto las cosas desaparecen. Incluso algunas personas que estaban, tras un pestaneo desaparecen sin más. Aunque puedo verlas si hago el esfuerzo. Cerrá los ojos, ¿Podés oirme? Estoy susurrando a tu oido. Hace frío. Si, pero estuve tanto tiempo sin salir que prefiero el viento fresco, te juro.
(Imagen: Pintura de Carl Spitzweg - "El poeta pobre")

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