Hallazgos


Leo a Sartre. Cada tanto siento una pena profunda. Lo mismo con Kafka. Cuando era niño, tenía muchos miedos. Algunos de ellos aun habitan en mí. De algún modo sigo siendo niño. Si no pensara como pienso, si nunca hubiera leído a Sartre, diría que mi infancia fue una enorme pérdida de tiempo. Cierto es que leí a Unamuno demasiado temprano y a escondidas, quizá en tiempos de Wilde, Saint-Exupéry o, tal vez, Andersen; reemplazados fatalmente por Quiroga y Poe. También es cierto que no lo entendí lo suficiente entonces. Es decir que mi corta vida no alcanzaba para llenar de sentido aquellas palabras del sentimiento trágico. En aquel momento, hacía ya mucho que Kafka había escrito su Carta al Padre y Sartre su Nausea. De haberlos encontrado, en lugar de a Don Miguel, me hubiera sentido menos solo. Hubiera encontrado acaso el origen del miedo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

La Historia.

Alma